¡Qué pena casarse!
En primer lugar, el presidente de São Paulo eligió devolver la grandeza a São Paulo, Casares, ¡qué vergüenza!
Carta abierta al presidente de São Paulo, Julio Casares
De antemano quiero presentarme, aunque no mencionaré mi nombre, sólo me conocerán por mi historia con São Paulo.
En 1992, cuando todavía tenía 10 años, descubrí mi amor por el fútbol, viendo São Paulo por televisión.
En ese momento, con una televisión de sólo 4 canales, recuerdo claramente celebrar el título mundial de clubes.
Entonces fue hermoso ver jugar a ese equipo, qué emotivo fue para mí ver los partidos y decir que mi equipo había sido campeón.
Sobre todo, lo que más quería era una camiseta del São Paulo, o una bandera, para que todos supieran mi amor por el club.
En 1993, otro año glorioso, muchos logros y ahí estaba yo celebrando y gritando al mundo mi amor por el club.
Más aún, al tener un padre palmeirasiano, la rivalidad fue algo que me impulsó a apoyar aún más fuerte.
Sobre todo celebrar las 3 Libertadores y los 3 Mundiales, me parecía un sueño, y lo confieso, no quería despertar.
Enseñé a mis hijos a amar São Paulo
Tuve hijos y les enseñé a apoyar al club que tanto me hacía feliz, y los vi entristecidos por el club paulista.
Pero lamentablemente me desperté y el sueño se convirtió en una gran pesadilla. Un grupo político se instaló en Morumbi y nunca se fue.
¿Sabe Casares el resultado de todo esto? Años y más años sin títulos, y cada vez más cerca de la segunda división.
Entonces vi a los oponentes lograr mucho y a los fanáticos del São Paulo, simplemente mirando.
Ahora bien, ¿sabes qué más me entristece? Creí en ti. Y qué estúpido fui, tú siempre fuiste parte del grupo político que hundió al São Paulo.
Siempre estuviste ahí. Y te creí.
¡Qué pena casarse! Hiciste lo que hacen los políticos con la población, con un “canto de sirena” engañaste a todos.
Actualmente, cambiaste tu estatus y así te perpetuaste aún más en el poder, después de todo, llevas tantos años ahí.
Si me entristecía ver São Paulo estancado en el tiempo, ahora retrocedió, si todavía tenía esperanza, ya no la tengo.
Antes de dejar de querer al equipo me alejaré más, no sufriré como lo he hecho hasta ahora y recordaré los grandes logros.
Al fin y al cabo, al parecer, sólo quedarán en la memoria del aficionado, y en vídeos del pasado, en cintas de K7, es cierto.
Siempre que mis hijos quieran escuchar la historia de un São Paulo victorioso, se la contaré, con lágrimas en los ojos por un pasado lejano.
Por último, Casares, ¡qué vergüenza! Pudiste alienar a la afición, pudiste hundir aún más a este equipo que amo tanto.
Finalmente, su nombre pasará a la historia aún más, como un ejemplo terrible, que hizo retroceder aún más al club.
En definitiva, lo hicieron, aprobaron la reelección, ampliaron el mandato de los consejeros, ganaron y la institución volvió a perder.
Julio Casares — Foto: Rubens Chiri / saopaulofc.net